DAVID LÓPEZ PANEA, ULTRA
Del 23 de mayo al 4 de julio de 2019
Inauguración: jueves 23 de mayo, 20 horas
David López Panea (Sevilla, 1973), vuelve a exponer en su ciudad natal mostrando su última serie de paisajes. Esta vez se trata de un conjunto concebido en un paraje cercano, fruto de sus andaduras por una finca ubicada entre el Viso del Alcor y Carmona, diecisiete obras en lienzo en las que como un mantra se repiten, en diferentes formatos, una serie de hitos u horizontes a los que se ha ido enfrentando el artista: las ruinas de Santa Marina, la Vega, una roca desgajada de los alcores junto a la que se acopla una higuera y un imponente y versátil pino. Panea recorre los lugares, comulgacon ellos, y eso se trasluce en su pintura: sus imágenes reflejan lo inmanente y lo trascendente de los sitios que representa.
En esta serie hay una gran influencia de una tradición ibérica estrechamente ligada a la tierra. Podemos rastrear en ella las referencias al surrealismo telúrico de Benjamín Palencia, al paisaje sintético de Godofredo Ortega Muñoz y a la viveza colorista de los cuadros de Zabaleta. Todo ello pasado por el tamiz del fin del siglo XX: las huellas de artistas como Per Kirkeby, Lüpertz, Dokoupil, Albert Oehlen o Kippenberger se dejan entrever en la forma de hacer de David López Panea, así como la de autores españoles como Lacomba o Luis Claramunt.
El resultado es una obra de madurez con la fuerza y la potencia de la juventud: el estilo de David López Panea ha evolucionado a un potente cromatismo, y la fuerza expresiva de sus paisajes se manifiesta ahora de manera gestual y vibrante, repitiendo los temas con cierto alegre frenesí. El artista habla de sus paseos por la finca “Trigueros” con verdadero apego y veneración a lo que ha vivido en ella, lo que ha visto, sentido, respirado, fotografiado y luego trasladado al lienzo. De los paisajes de Almería, tan evocadores y totémicos, ha pasado a la campiña sevillana sin solución de continuidad, sabiendo mirar la plenitud de un paisaje tan conocido por los lugareños y ofreciéndoles, sin embargo, una visión absolutamente insólita.